El estado de la cuestión lo presenta Manuel Marcos, desde Córdoba, en su blog señalando la actitud perversa de
quienes nos gobiernan:
Las asignaturas de filosofía en España van a perder, si no lo evitamos,
su carácter obligatorio en 4º de ESO y en 2º de Bachillerato, esta es la
idea del ejecutivo de nuestro país, para acabar definitivamente con la
capacidad de pensamiento libre y crítico de los españoles. Invitado por
Miguel Ángel Velasco, (), participo hoy en una cadena de mensajes, para poner
de manifiesto el ultraje y la desidia con la que estos políticos ineptos,
ramplones, quieren eliminar de nuestras vidas el horizonte de luz y
conocimiento, lo único que nos queda en realidad, en mitad de éste caos: el
verdadero escalón sobre el que el hombre asienta sus convicciones políticas,
éticas y sociales, y puede dar rumbo a su vida.
Es en el blog de BOULESIS donde se indica la importancia de esta asignatura:
Historia de la
filosofía es recorrer con la mirada las grandes preguntas y las grandes
respuestas del ser humano. Tocar con los dedos los sistemas de pensamiento más
completos y complejos que ha sido capaz de elaborar el ser humano. Ver de
primera mano cómo las ideas han sido también un factor de cambio en la
historia, contribuyendo a transformaciones sociales y culturales de calado. En
consecuencia, historia de la filosofía es también un ejercicio de
reconocimiento personal: ver cómo se han ido construyendo las ideas que forman hoy
los discursos dominantes y alternativos. Sólo a través de la historia de la
filosofía se puede ver la gestación de eso hoy se llama pensamiento único, y su
intrincada conexión con una forma muy determinada de economía. Sólo en una
clase de historia de la filosofía se cuestiona el capitalismo dominante y se
pueden plantear alternativas al mismo. A menudo son los propios alumnos los que
lo reconocen: en las clases de historia de la filosofía es posible expresar las
propias ideas, siempre que sean respetuosas con quien piensa diferente. No es
de extrañar que la propia UNESCO haya designado a la filosofía como una escuela
de libertad. Precisamente porque hace ya mucho tiempo que sabemos que no
nacemos libres en absoluto, y que la libertad es una condición psicológica,
económica y política que se va conquistando con el paso del tiempo, en un
proceso de maduración personal, pero también en un contexto político y
educativo que estimule esta libertad. Algo que se vería seriamente amenazado si
finalmente desaparece la historia de la filosofía y disminuye la presencia de
la filosofía en el bachillerato.
Es así, señalando la importancia de la Filosofía en el Bachillerato como M. A. Velasco León dice que sería grave anular esta asignatura:
Suprimir la Historia de la Filosofía es
una estratagema para suprimir la Filosofía por completo dentro del
Bachillerato. Al romper la unidad del ciclo y reducir la asignatura de primero
a una rara avis, sin sentido alguno y condenada a desaparecer. Y esto se
produce, no lo olvidemos, dentro del contexto de supresión de las Humanidades,
porque, precisamente estas, alejadas de lo meramente formal y próximas a la
realidad cotidiana son demasiado peligrosas, puesto que contribuyen a construir
ciudadanos capaces de enfrentar sus responsabilidades.
Escribir sobre la
enseñanza de la historia de la filosofía, en atención o respuesta a Antes de las cenizas, las cuales
tememos que se aproximen: Solamente esto. La filosofía el saber más inútil. Por
ello el saber más necesario. Si no entiendes por qué, ¿qué palabras podría yo
pergeñar para convencerte? Sería como explicar la urgencia del amor.
También crítica es la postura de Ramín Jahanbeglood en
su artículo de El País:
En cierto
modo, la tarea cívica de la filosofía
actual radica en la pugna entre pensamiento crítico y fanatismo. Sea cual
sea el precio que los filósofos hayan de pagar por tener las manos vacías en su
batalla contra tiranías irreflexivas y dominaciones hegemónicas, podemos
esperar la victoria de un pensamiento democrático incluyente.
Por tanto, si la filosofía,
como disciplina en la Secundaria, tiene importancia no deja de ser un continuo interrogante. Así lo expresa el blog de la Consejería del Principado deAsturias:
¿Se convertirá la filosofía en un lujo? Si
la devalúan, por supuesto. ¿Debe eso ser consentido? En absoluto. Pero no somos
sólo los profesores quienes debemos pronunciarnos, son los propios alumnos, los
cuales, en atención a la Declaración Universal de los Derechos Humanos (número
19 y número 27) tienen que vindicar que deben ser convenientemente informados para poder participar en la vida
cultural de su país. Aún recuerdo a un alumno de ciencias que afirmaba
convencido que hasta que no estudió Historia de la Filosofía no comprendió
realmente las asignaturas filosóficas que había cursado anteriormente.
Aseguraba que ésa era la asignatura con la que por fin le había encajado todo.
Y así es, es la guinda del pastel, por eso se
estudia al final. Devaluarla sería, además de un robo de derechos vergonzoso,
un sinsentido. Sería como si hiciésemos una casa durante quince años y al final
no le pusiéramos el tejado. Menudas goteras que nos van a caer como no
espabilemos un poco.
La respuesta se da en este interesante blog, que recomiendo por su
versatilidad y fomento de la creatividad en este campo nuestro de la docencia
Probablemente mutilar más la filosofía del la ESO y
el bachillerato no sea sino ir más en esa dirección de desideologización del
mundo, eliminando matices como expresa el libro de Orwell 1984. Suprimamos términos, palabras,
castremos las ideas, depuremos el lenguaje, limpiemos de inquietudes
existenciales la mente de las jóvenes generaciones para que puedan así
adaptarse mejor al mundo trivial y a-filosófico del llamado pensamiento positivo que es un
zurullo pinchado en un palo. Así todos podremos ir con nuestra sonrisa
imbécil a comprar sin temor de ser
incomprendidos. Vale.
Al
filo de esta problemática David Porcel,
desde la Rioja, sigue cuestionando el hecho mismo de la disciplina
¿Pero por qué es importante que nuestros
alumnos conozcan lo que tiene sentido preguntar y lo que no en filosofía?, ¿qué aporta la filosofía a la
sociedad?, ¿para qué hay filósofos? La filosofía, más que
responder a una finalidad o a un capricho, responde a una necesidad: la
de buscar la verdad. Ya ha quedado demostrado que la visión
cientificista del conocimiento, que ilusamente piensa que la ciencia puede
abordar y solucionar todos los problemas, se sostiene en postulados, además de
falsos, no derivados de métodos científicos, por lo que la ideología
cientificista es una incongruencia en sí misma. No, la ciencia no es un saber autosuficiente en ese camino
aproximativo hacia la verdad, sino que necesita contar con la reflexión
filosófica que piensa allí donde la ciencia está ciega. Podríamos
definir la filosofía como la ciencia que se hace consciente de sí misma, que se
mira al espejo y descubre que todavía quedan cuestiones por aclarar, preguntas
que resolver, caminos por abrir. Es verdad que podría haber ciencia
sin filosofía, pero sin ésta, aquélla quedaría coja, insuficiente,
parcial, y habríamos de ceder en nuestro empeño de aproximarnos a la verdad.
SantiagoSánchez-Migallón, subyaga la importancia de la filosofía desde
el interés personal, desde la misma vocación docente
Podría decirse
que es normal que un profesor de Filosofía defienda sus asignaturas y que más
que defender el bien de la educación como tal, estoy defendiendo mi interés
particular de no perder mis asignaturas. Podría decirse, pero no es el caso y
lo digo con total honestidad. Yo no elegí la Filosofía y ahora defiendo su
importancia, yo elegí la Filosofía
porque me parecía y me parece muy importante.
Es la asignatura que,
realmente, pretende enseñar a pensar.
Con esto no se
dice que las Matemáticas, la Literatura o la Física no enseñen a
pensar, únicamente que la Filosofía es la asignatura que lo hace
específicamente, cuya esencia reside en eso y que, en consecuencia, es la
idónea para conseguirlo eficazmente. Cualquiera que crea que pensar es
importante, debería defender la vigencia
de la Filosofía en los planes de estudio y eso defiendo yo, no a mi gremio
ni a mi profesión.
Para terminar Rafael Robles concluye señalando la gravedad
del asunto:
En
conclusión, el golpe directo al estómago que recibe la Ética de cuarto de ESO y el inesperado y contundente golpetazo a las gónadas
que sufre la Historia
de la Filosofía de segundo
de Bachillerato implican consecuencias imprevisibles y nada halagüeñas. En los
próximos días las distintas asociaciones pertenecientes a la
REF procederán al análisis de este ataque arbitrario al departamento de
Filosofía.
Lo peor del asunto, de todo este asunto de la
“presunta” reforma educativa es su perspectiva economicista, como lo indica, en
un artículo de El País, Davíd Fernandez:
“Para aumentar
el nicho de negocio necesitan primero deteriorar lo publico con recortes y
reformas legales para vaciar de alumnado esa red y privatizar su atención o
directamente privatizando servicios. La ofensiva se dirige desde la educación
superior (Universidad) a los primeros escalones”, concluye Agustín Moreno. “La privatización de la escuela supone un
ataque al derecho a la educación”, pues convierte “a los ciudadanos, propietarios de esos derechos, en meros
clientes usuarios de un sistema educativo privado que solo pueden consumir
en función de sus posibilidades económicas”, dice el libro coordinado por
Moreno Qué hacemos con la educación (Akal, 2012).
Esto no tiene
nada que ver con las perspectivas de JoséManuel Campillo cuando expone su particular visión de la Filosofía:
La Filosofía, como he dicho antes, es el gigante,
pero también tiene sus particulares molinos, que diría nuestro ilustre hidalgo.
Unos molinos que no muelen trigo, muelen
ideas. Ellos quieren eliminar el trigo de nuestra dieta, no quieren que se
les atragante el debate, la reflexión y el pensamiento como forma de ejercer
una ciudadanía responsable. Ellos quieren su propio trigo: con buen aspecto
exterior y vacío por dentro. Es lo que vende. Y a lo que tienden las sociedades
sin reflexión: a la aparición del hombre masa. Al hombre vacuo. Al hombre
manejable. Al "homo economicus".
Por eso, desde aquí, digo no a la LOMCE. Y sí a la
FILOSOFÍA.